lunes, 26 de noviembre de 2007

lunes, 19 de noviembre de 2007

extracto de Mss. Carrusell

"Antes de que me abandonara fui hasta el baño y deje llenar la bañadera con el agua a la temperatura más elevada que permitía el calefón, que habíamos comprado un año antes con ciertos derechos por regalías de trabajos anteriores. Descendí lentamente en cuclillas retirando varias veces la parte inferior de la cola antes de finalmente permitir que el cuerpo se abandonara en ese recipiente casi termal, donde los pensamientos como hijos pródigos se confortaban en algo así como su casa paterna. El agua más pura que nunca reflejaba apenas un poco menos de la mitad de mi cuerpo. Un cuerpo arrugado en su parte inferior por el contacto repetido con un agua virgen de jabón. Un cuerpo arrugado en su parte superior por el contacto repetido con la nausea virgen de la vejez.
Acababa de comer un alimento pesado, difícil de digerir, como el tedio de tener que repetir una y otra vez los mismos gestos agotados, que no dan para más, que no terminan de redondear una idea con un acto simple, como por ejemplo un buen tiro en la sien. Apenas pasado el jabón por la mitad del brazo derecho un hilo de sangre casi ajeno, que casi no me pertenecía desciende de alguno de los orificios nasales y recorre un camino tan original como el de un vómito en una vereda de baldosas lisas, o como el de cualquier gesto repetido que describa una porción del mundo.
Va a parar por esas cosas, a los mismísimos pechos de Numancia, que agazapada, encogida, reprimida, permanece como siempre en un rincón imposible de la bañera."