martes, 23 de octubre de 2007

P.J.Harvey


Extracto

"Pasaba el mes de enero. Al día siguiente cargué el viejo colchón de lana sobre los hombros y salí a la calle. Una leve llovizna que no llegaba a mojar, pero que el colchón sabía absorber de la mejor manera me acompaño durante el camino hasta el negocio de muebles usados más cercano. Numancia se hacia lugar de la mejor manera: De la mejor manera…
O como una dama de hierro que empuja haciendo palanca dos paredes de barro.
El alma es una copa que tiene la forma de Dios.
Numancia hubiera dicho que no, con esa presunción insobornable de lo que se sabe irremplazable, hubiera dicho que no. Pasé por la verdulería, un gordo campechano se enfrascaba en una difícil discusión contra una dama de blanco sobre el precio de los tomates. En los últimos tres meses los precios había aumentado tanto que ciertas verduras estaban más cara que la carne. El verdulero la miraba en piloto automático. Cuando me vio pasar me miro solamente con un poco más de interés. Eran las siete y media de la tarde, debía pensar en otra cosa. Su señora había pasado hasta ese memento dos veces, recordándole de la mejor manera que debía poner el asado. Desde el fondo del negocio, donde las sombras se enredaban jugando con el aroma de la fruta, su hija de quince años terminaba misteriosamente la tarea.
Me detuve un rato en sus medias extremadamente blancas que llamaban de alguna forma a los muslos repletos de carne."

martes, 9 de octubre de 2007


Probablemente aparecí sin motivo, caído de algún fantasma o de una frase a medio terminar. La plaza era un rayo de sol que hacía todo en la inmovilidad de una imagen brillante. Es todo lo que se puede hacer.
Se movió unos centímetros hacia la derecho y dejo sobre la gramilla el final de todo eso. No había comenzado pero estaba todo dicho. Cualquiera de las diez palabras que podía decir sería demasiado, se le quedaría pegada como un chicle en la pared de un estomago a quien el sol abandonaría por una sombra alargada.
No me conozco, no te conozco y no conozco el mundo pero juraría que acá se mezclan y confunden demasiadas edades de mi vida, demasiados años. Y eso no es bueno si tiene que ser todo como siempre.
Ella arrastró el pie algunos centímetros por la tierra y esperó. Yo debía pensar en su espera y comenzar de nuevo.

El sol empujaba la mitad de una hamaca en la que dos chicos jugaban a suicidarse desde el amanecer, eso no es bueno pensé si tiene que ser todo como siempre. Ella lo entendió y dejo de mover el pie, dejo de pensar y dejo de sentir.
Yo la acerque hacia mí como siempre y quedo acostada en la tierra.

martes, 2 de octubre de 2007

Albert pla


Este español dice en una canción: "Si me cago en este mundo/me cago en el calzoncillo."

extracto

"Así permanecí. En estos vaivenes tanto tiempo, con un pie en un pequeño éxito y con un pie en un pequeño fracaso. Al quemar todas las naves de la juventud. Al quemar todas las fuerzas de la juventud. Sin conocer como un tiempo después, el placer de la piel blanca de Numancia. Sin conocer como un tiempo después, el aliento tibio del amor.
No importa. Es suficiente. Corresponde sin embargo a una convicción que consume todos mis huesos, y que es la siguiente: Todos los sentidos que nos ofrece la estúpida naturaleza son falsos. De esa manera, la única solución esta en doblar la apuesta, en tomar el sentido más superficial, barato, y así transformarlo en un pensamiento único, en una mierda, en una vocación, en lo que sea.
Este es el mensaje que doy todo el tiempo con mis canciones, y este es el mensaje que doy todo el tiempo con Numancia. Y tal vez sea lo mismo. Y tal vez este bien."

lunes, 1 de octubre de 2007


extracto

"En su último viaje recorrió otras calles, las que desembocaban en una angosta playa marítima franqueada por dos muelles. Pasó distante por el costado de un quiosco, que en el límite de una amplia vereda con el comienzo más elevado de la playa, miraba el mar. Dos jóvenes allí encerrados jugaban a presentarse respectivamente los cuerpos.A ella él le era indiferente pero no podía evitar querer que la penetrara más de una vez, periódicamente. A él el sexo de ella no le olía de la mejor manera, le resultaba como demasiado fuerte, casi pasado. Sin embargo pensaba que estaba bien, que si existía algo que no era Dios, que no era la naturaleza, que ni siquiera tenía nombre pero que no podía controlar, debía como dice La Biblia saborear el pan de su juventud, porque indudablemente eso es el todo del hombre.Ni siquiera pudo cumplir su objetivo de mar. Unos pasos antes de tocar con los pies fríos el agua fría se desplomo, donde ya la arena era húmeda y lisa. Una pequeña ola que llego hasta su boca hizo el resto. El agua salada más la intensa medicación ingerida unas horas antes la llevaron a tener convulsiones, a completar movimientos cortos, rápidos, nerviosos. Como si fuera un gran pez, que arrojado unos momentos antes se enfrenta o debate contra un despropósito de oxigeno al que sus órganos no pueden adaptarse.Cualquiera que hubiera visto a ese gran pez o a esa pobre vieja tirados allí, hubiera opinado que estaba bien, que si existía algo que no era Dios, que no era la naturaleza, que ni siquiera tenía nombre pero que no podían controlar debían ellos estar precisamente en ese lugar, haciendo lo que estaban haciendo."