viernes, 15 de julio de 2011

comienzo de...

Seis horas y media de descanso es suficiente. Cuando el café acabe de dilatar mis pupilas empiezo. Escribo porque el mundo me da un sueño infinito, escribí hace años. A veces me pregunto porqué otros también lo hacen, por ejemplo anoche leí de Mario Bellatin: “En un comienzo creí que el placer, o más bien, la obsesión de escribir, estaba en apreciar la aparición de las palabras por sí mismas.” No sé, son palabras que suenan algo presuntuosas. También recuerdo los motivos que dio Cesar Aira en una conferencia “Me hice escritor porque es la única profesión en la cual se respeta ocupar la tarde leyendo novelas”. Tampoco me convence. Como si hubiera un motivo para dejar pasar los años viendo como nuestras palabras se acumulan en un cuaderno, en la hoja de la máquina de escribir, en un archivo de la computadora. El único motivo que ahora encuentro razonable es el siguiente: Dios es un reverendo hijo de puta.
En siete minutos empiezo. En general el anterior texto no estaba absolutamente mal escrito, se llamaba la casa de las repeticiones…

Como la circunferencia de la tasa conserva el borde de la espuma del café con leche conservo en algún lugar del paladar el sabor del mismo. Que estupidez, ahora mis pensamientos parecen relacionar palabras de forma tan virtuosa como Juan José Saer. Nunca pude saber para que mierda él escribía El argumento de la casa de las repeticiones era simple pero contundente: Que pasa si consideramos a Dios nada más que un nombre, un molde, un recipiente que se puede ampliar o restringir según el propósitos para el que se utilice. Aunque la narración comenzó bien, lamentablemente no pudo ser.
Tal vez lo más práctico es que me traslade al patio y escriba en el cuaderno antes que padre se levante y complique todo. Antes de la casa de las repeticiones tengo otros seis o siete… ¿Cómo los llamo? Novelas, narraciones, ensayos, cuentos largos. De ninguno puedo sacar una línea que valga la pena pero todos hablan de lo mismo. No me importa. Que todo el mundo me chupe la verga, que Dios especialmente me chupe la verga. De todos modos el café ya hizo efecto. En tres minutos empiezo ya que tengo la cabeza despejada como para hacerlo. Hace semanas que no consumo marihuana, no tomo una gota de alcohol para poder levantarme con todas mis facultades despiertas para escribir en relación al ser que permanece inmutable…



Las hendijas tapadas con pelos del turbo, en máximo, apenas dejan pasar por el costado una franja de viento. El hijo corre inconscientemente hacia una esquina la almohada húmeda, traspirada que tuerce su cabeza y el cuerpo queda tendido, en completa oscuridad únicamente sobre el colchón.
Media hora después no puede seguir conteniendo las imágenes oníricas que se mezclan velozmente en su cabeza y abre los ojos de golpe. Orina en el baño y al regresar se arrodilla en el piso de madera. Sosteniendo los antebrazos en el borde de la cama comienza a rezar.



Diez y media de la mañana, una brisa agradable hamaca suavemente los arbustos del patio. En cinco minutos empiezo. Me importa una verga que llegue a los treinta años y sea día laborable. Incluso puedo continuar en estas circunstancias el resto de la jornada: Delante de una hoja en blanco que espera el estiletazo de la lapicera sospechando que la vida no tiene sentido, que es un malentendido, que todo es contradictorio, etc., etc.

En que mierda estoy pensando. La única contradicción de este mundo en el que todos son bastante razonables es que Dios no haya acabado con mi vida. Ahora me acuerdo de un cuento de Mario Bellatín que se llama Perros héroes, el protagonista supuestamente es el mejor entrenador de perros del mundo pero es una persona que esta inmóvil, que es cuadripléjica y se traslada por sus asistentes en una silla de ruedas. En el siglo III la teología gnóstica concebía al ser superior de una manera semejante: Ascendiendo por una escala de tres, siete, o doce, seres emanados se llegaba al demiurgo que era un Dios tan inaccesible que no tenía que ver con nada. Lo cual me recuerda también el famoso cuento El flautista de Hamelin: Una melodía celestial precipita a un ejercito inmundo e infinito de ratas al fondo de las aguas del rio.

Tampoco puedo dejar de pensar en el pasaje del génesis que indica que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Millones de hombres en el transcurso de la historia rigiendo su vida conforme a una imagen inmóvil de la que ellos mismos no son más que una copia. Es posible que no solamente todos los libros sean la misma historia sino también la misma metáfora del hombre inmóvil entrenador de perros a cuya imagen y semejanza…

El hijo esta tendido en completa oscuridad. Con sus párpados cerrados pasan fugazmente por sus pupilas recuerdos en una comunidad religiosa. También pasan, alternándose con ellos, imágenes de su cuerpo siendo castigado conforme a las descripciones proféticas del libro sagrado de dicha comunidad.
Torpemente se levanta de la cama. Dos minutos después regresa del baño. Poniendo las rodillas en el piso, los antebrazos en el borde del colchón, repite con el rostro compungido una formula litúrgica. Vuelve a acostarse pero no llega a dormir. Nuevamente se levanta de la cama, quiebra las rodillas en el piso y juntando las palmas abiertas de sus manos intenta cantar algunas estrofas de un himno evangélico.
En otra habitación el padre despierta. Reconoce el esfuerzo inútil del hijo por seguir la letra de una melodía y busca debajo de su cama las hojotas que patio una hora atrás al regresar del baño. En la misma oportunidad que también tumbó con el codo una botella semivacía de vino. Saca el cinto de cuero del pantalón revuelto entre las mantas en la punta de la cama y camina hasta el cuarto del hijo, quien al escuchar los pasos deja de cantar, sin disminuir su reciente fervor religioso. El padre regresa a su habitación.

3 comentarios:

sole dijo...

estuve escribiendo sobre dios

a mi no me parece mal que dios sea un recipiente que cambia cada vez que le asignamos una función

a mi me parece que dios es infinito, porque dios es a imagen y semejanza del creyente

me sorprende la ausencia de Cristo en estos relatos, mas aún tratándose de reminiscencias evangélicas

da para largo...
siempre recuerdo esta frase, estaba en un cuadrito muy humilde en un lugar donde trabjé:

"ama y haz lo que quieras; si callas, tu silencio sea de amor; si gritas, grita de amor; si tienes que corregir, hazlo por amor; si perdonas, perdona por amor; no falte dentro la raíz del amor, porque de ella no puede brotas sino el bien"

creo que dios es amor

el pollo dijo...

estoy de acuerdo en que es imposible vivir sin alguna esperanza y sin amor. Escribí a partir de que me despertaba a la noche con pesadillas, me arrepentía de los pecados, etc, etc y a la mañana volvía a escribir todo lo contrario. Eso muchísimas veces.

el pollo dijo...

otra cosa, por algún motivo no puedo comentar en tu facebook, muy buena la cuarta foto del ultimo albún que subiste, la de la risa, pura literatura