Sale de su casa con el perro y llega hasta la plaza donde se sienta contra unas rejas que cubren el arenero y se pone a leer
Si vienen los mando a la mierda piensa. Ellos vienen y les dice: “Ahora no tengo tiempo mientras intenta reconocer de que sexta cristiana son (uno lleva una gorra de papa Noel en la cabeza) ¿Podemos visitarlo un día a su casa? Le pregunta el otro. Ni siquiera tiene que volver a hablar, un gesto le vasta para despacharlos.
Cinco minutos después se levanta con ganas de mear y luego de cruzar la plaza rodea una edificación de ladrillo a la que llama el minicoliseo hasta encontrar en la parte de atrás una puerta de metal bastante metida. “Nunca voy a escribir una puta novela” piensa. Luego desenrolla el miembro y comienza a mear contra la puerta, todavía es de día y dos o tres peatones andan dando vuelta.
En su lugar podría haberse pajeado usando pornografía en la computadora, el equilibrio cósmico lo llama.
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