martes, 30 de marzo de 2010

extracto (la casa de las tias)

"...cuando mi cuerpo repose consumido y pelado. Otro recuerdo interesante. Nació gordita y llena de pelos. Murió consumida con el cráneo pelado. Lo demás puede obviarse como el placer, Dios, el amor. Sin nada de placer pero insistiendo… Sin Dios que es amor pero que se repite. Algunos años estaba bien, incluso la antigua historia de la cruz pero luego se repite como un goteo constante en el cráneo primero lleno de pelos y luego nada más piel. Cada gota el recuerdo de las gotas anteriores. Cada imagen de la cruz el recuerdo de la imagen anterior de la cruz. Hasta que se desgasta y así con todo. Porque el sacrificio de Dios no es más que otra anécdota al lado de otra anécdota, que al principio esta bien, pero termina cansando culpa del tiempo, que es como una gota, que lleva el recuerdo de otras gotas. Menos la primera “nació gordita y llena de…” y la última… pero la primera un poco más porque la última aún luego de tanto tiempo, luego de tantas gotas no termina de ocurrir y posiblemente no ocurra nunca y siga deambulando con estas tres bolsas secas de piel hasta que ellos se aburran de esperar o se conviertan a su vez en otras bolsas secas de piel deambulando con sus guitarras, con sus cables, con sus cigarrillos armados hasta que se les seque el cerebro. Entonces estaremos en similares circunstancias. Ellos transportando con las manos, sosteniendo del cabello los restos secos, consumidos del cerebro y nosotras empujando desde adentro, desde muy adentro estas bolsas secas de piel hasta que de tan secas que se encuentren nuestras bolsas de piel, hasta que de tan secas que se hallen sus cerebros queden esparcidos como cenizas en los pisos de parquet de esta casa colonial alargada como un chorizo y llegue alguien (porque siempre llega alguien) con ganas de soplar y luego de haber barrido con su aliento vital los restos secos de todo lo que ya sabemos comience a edificar algo distinto, algo distinto, algo distinto colocando un ladrillo al lado de otro ladrillo y ahí esta el problema, que siempre es una cosa al lado de otra cosa hasta que se escurre el cerebro."

1 comentario:

sole dijo...

me gusta porque es una forma muy poética de hablar de la desesperación de ir envejeciendo
una desesperación que es muda, que vive en en silencio, esa parte oscura del pensamiento que es el rencor
y al rencor lo silenciamos, porque queda mal decirlo
pero cada cosa que hacemos habla de nosotros, e incluso el quedarnos callado, e incluso el andar revisando sin anunciarse, como si que ese deambular fantasmagórico nos ocultara de algo:
nosotros mismos nos vemos hacer esas cosas que sabemos que hacemos